jueves, 30 de mayo de 2013
edita nómada en sevilla
Durante la celebración de la primera Feria del Libro de Artista y Ediciones Extrañas tendrá lugar el EDITA Nómada de Sevilla. Será el día 15 de junio en el Café Cultural La Mercería (Calle Regina nº 10) en horario de tarde y noche.
I Feria de Libros de Artista y Ediciones Extrañas de Sevilla
13, 14 y 15 de junio, Sevilla.
JUEVES 13
11:00 h. Patio del Cicus. Apertura de la Feria.
12:00 h. Libros caídos del corazón. Instalación de Sergio Cruz.
19:00 h. Patio del Cicus. Exposición de LIBROS DE ARTISTA COMESTIBLES. Participan: Rocío Acosta, Pepi Villarán Salado, Siracusa Bravo Guerrero, Victoria Moreno (Vicky), Saray Pavón, Lola Sánchez Haro, Antonio García Villarán, Mercedes Naranjo, Rubén Barroso, Sonia Heredia, Cristina Pérez de Villar y Grabado y Técnicas de Estampación. E.A.Cádiz.
20:00 h. Patio del Cicus. ACTO DE INAUGURACIÓN DE LAEE.
20:30 h. Patio del Cicus. Coctel y degustación de Libros de Artista.
22:30 h. Cierre de Feria.
VIERNES 14
12:00h. Patio del Cicus. Presentación de proyectos. Participan: Lugadero, Rocío Acosta, Josele Alcon.
13:00h. Patio del Cicus. Presentación de proyectos II. María Ángeles Tello, Mabel Zaves (ESPEJOS CONVERGENTES), Carmen Pagán (Editoras Pedagógicas. E.A.Cádiz ).
19:00h. Patio del Cicus. Sesión de Dibujo del natural en torno al Libro de Artista. Participan el Club del Dibujo de Sevilla y CREA 13.
SÁBADO 15
11:30h. Patio del Cicus. Taller Infantil de Rubén Barroso.
13:00h. Patio del Cicus. Mesa redonda EDITA Nómada. Participan: Pepe Murciego (La Más Bella), Uberto Stabile (EDITA), Ed Weber (Galería Weber-Lutgen) y Javier Martínez (Lugadero).
19:00h. Patio del Cicus. ENTREGA DE PREMIOS LAEE.
- Premio LAEE a la TRAYECTORIA EN EDICIONES PARALELAS EN ESPAÑA: LA MÁS BELLA.
- Premio LAEE al EVENTO DESTACADO DE EDICIONES EXTRAÑAS Y SINGULARES: EDITA.
- Premio LAEE a la INVESTIGACIÓN Y DIFUSIÓN DE LIBROS DE ARTISTA: ELISA PELLACANI.
22:00h. Café Cultural La Mercería, C/ Regina 10. Recitales EDITA Nómada.
ACTIVIDADES CONTINUAS:
MAIL ART en las mesas M2, M8, M9, M10, M13.
Exposición de Carteles de los 25 años de EDITA.
Exposición “La Más Bella Cumple”, selección de números de la revista-objeto La Más Bella en su vigésimo aniversario.
Libros caídos del corazón. Instalación de Sergio Cruz.
Stand de El Club Express.
Equipo: Directores: Rubén Barroso y Antonio García Villarán. Colaboradores: Fotografía: Víctor López. Comunicación: Édere Comunicaciones y El Club Express.
miércoles, 29 de mayo de 2013
la pregunta que me comió la lengua
Farah Hallal





¿Qué es un signo de interrogación? ¿Verdad que la pregunta es rara? Pues eso era el Encuentro Internacional de Editores Independientes (EDITA) para mí. Un evento de rasgos confusos que se lleva a cabo desde hace 20 años en Punta Umbría, un destino turístico ubicada en una esquinita del mundo, donde pareciera que Huelva (España) casi pierde la memoria.

Lo fascinante es que la primera noticia que tuve sobre este evento me llegó de muy buena fuente, me la contó el mismo coordinador: Uberto Stabile. Sin embargo, él me insistía “a Edita hay que venir para saber”. Está claro que no entendí muy bien qué cosa era esta actividad que no parecía tener correspondencia con una definición precisa. Así que este año asistí con el objetivo de comprenderla.
En alusión a que Edita fue reconocida por su labor cultural con el prestigioso premio Progreso Andalucía 2012, en el Blog oficial del evento se ofrece un dato interesante: “Entendemos por editor independiente aquella persona que dedica parte de su tiempo, trabajo y esfuerzo a editar publicaciones, con el único fin de divulgar la cultura, el arte y el pensamiento, fomentar la participación ciudadana y la democracia cultural. Se diferencia de los editores convencionales por su capacidad para trabajar y crear productos de vanguardia, de alta calidad estética, sin la limitación que impone la rentabilidad económica del mercado, y también por sus contenidos culturales e intelectuales de carácter independiente, la libertad de expresión y el pensamiento crítico”. ¿Pues me creen que en Edita, vista y experimentada, los editores independientes son mucho más que eso?

En correspondencia con la invitación, preparé una breve conferencia titulada “La edición independiente: de la rebeldía a la revolución” y una selección de poemas que al final creo que no me sirvió de mucho: cuando vino a llegar el momento de mi presentación, ya estaba tocada por la magia, la energía y la creatividad del Encuentro y sentía que era necesario un recurso distinto a la palabra para sintonizar con el auditorio. De hecho, me he tomado unos días desde mi regreso dejando que se asienten bien las emociones antes de escribir estas líneas.
Conclusión: Edita no es una “actividad”, es una experiencia y sólo viviéndola se da una cuenta de su abarcador significado. Es cierto: en Edita se presentan conferencias, libros, revistas de todo tipo, formato y naturaleza. Por supuesto: en Edita se reúnen editores independientes de toda Iberoamérica. Sin duda: en Edita puedes recitar poemas delante de editores potenciales. Y en Edita se abren mesas donde editores de distintas latitudes se acercan, presentan sus trabajos y venden sus libros. ¡Pero Edita no es solo eso! Ni dicho lo anterior en una misma oración, y sin signos de puntuación de por medio, podría describir la experiencia que viví del 2 al 4 de mayo de 2013.

Lo que más me impresionó de Edita fue su paisaje social. Este encuentro, que ha ido contagiando a Portugal, México, Colombia y Brasil con sus propias ediciones, quizá sin proponérselo, tiene las características de un movimiento que persigue desmontar la posibilidad de asirse a una idea preconcebida, desfragmentar el cómo razonamos y explorar cómo nos sentimos y compartimos lo que somos. Edita es un sueño común a miles de artistas que no siempre alcanzan a verse en un mismo encuentro pero que se quedan conectados irremediablemente.

Son muchos los platos culturales que se han elaborado en distintas partes del mundo gracias a Edita. Y ha sido mucha la literatura que ha sido divulgada gracias a que Edita en vez de discriminar, acoge pues no fue concebida para reunir artistas egocéntricos, escritores de "regla" y jueces implacables (aunque caben). Al contrario, Edita nace y confluye cada año como un gesto de amor y servicio y allí caben todas las manifestaciones artísticas; es un espacio donde convergen diversas percepciones de lo que es un libro pero siempre unidas por la certeza de que no nace para morir en un anaquel.
En Edita 2013 fui testigo y cómplice de manifestaciones humanas de alto vuelo, empezando por el amor con el que Uberto reúne a tantos artistas talentosos que cada año van a Punta Umbría con la misma fidelidad de los peregrinos que se dirigen hacia Santiago de Compostela. Así lo vivió un grupo de artistas que, yendo en auto desde Madrid hacia Punta Umbría, armaron la revista Sobre la marcha. En ella se recogen poemas breves, colaboraciones de poetas que también iban desde otras latitudes: un gesto inolvidable de gran valor artístico y patrimonial que surge como un gesto de amor por el arte y por los demás.
En un intento inocente por definir Edita, yo diría que es un colectivo humano, alegre, apasionado y diverso a razón de disciplinas, creencias, culturas y generaciones, que sintoniza en el amor por la literatura y el objeto libro, el aprecio por las manifestaciones artísticas, la trascendencia en el quehacer, la creatividad, la hermandad de los artistas y los países que representan. Y me quedo corta, lo sé.

En definitiva no sé si aprendí algo de las conferencias. No sé si la mía le sirvió de algo a alguien. No sé si volví mejor poeta con los recitales que escuché. No sé si regresé más desenfrenada con lo mucho que reí, bailé y abrí el lente con el que miro la vida… pero sí estoy segura de que vino a casa una mejor versión de mí misma. Una persona más conectada con su vena artística y su ritmo interior. Una persona que tiene más claro y presente lo que tiene para dar. Una persona más conectada con el mundo que le rodea; una persona más confiada en el gran potencial que tiene la humanidad y en todo lo que se puede lograr cuando se tiene y comparte un sueño… significativamente grande.
martes, 7 de mayo de 2013
encontrarse es un movimiento a favor de la rotación del planeta
Encontrarse es un movimiento a favor de la rotación del planeta
José Blanco
A los 20 años de EDITA
Las cinco de la mañana
A las cinco de la mañana leo tu poema de las cinco de la mañana
A las cinco de la mañana del último día del último encuentro
A las cinco de la mañana la mano aterida sujeta la penúltima copa tras el último recital,
cuando los últimos versos emulsionan junto a las últimas recomendaciones para que este encuentro no sea el último
A las cinco de la mañana todo parece proclive a la renuencia
A las cinco de la mañana las palabras penden de una estructura inestable, guiñapos
agitados por el viento de la marisma
A las cinco la mañana caminar por caminar cansa
A las cinco de la mañana, ventanas condenadas para que no las penetre algún performer
A las cinco de la mañana, vomitonas, labios prestidigitadores, bocas con reseco
A las cinco de la mañana los amigos empiezan a parecer desencuadernados
A las cinco de la mañana mejor estar solo
A las cinco de la mañana soy el escenario de tus apariciones estelares
A las cinco de la mañana, solipsismo, salitre, placeres oxidados
A las cinco de la mañana en Punta Umbría nadie contempla la exuberancia del cielo de las
cinco de la mañana, como pintado con lanzallamas por Yves Klein
A las cinco de la mañana, la risa tonta
A las cinco de la mañana, escapadas de albergue
A las cinco de la mañana las voces en el patio no terminan de dirimir la cuestión
A las cinco de la mañana, la madera aliterada de las literas
A las cinco la mañana remake de “El ángel exterminador” en la sala de estar en versión de
los editores independientes
A las cinco de la mañana, pastillas de colores, narcolepsia
A las cinco de la mañana, estigmas, mocárabes policromados, auscultación ante el espejo
A las cinco de la mañana tengo que admitir que soy un poeta de la peor clase: vulnerable y
desvestido
A las cinco de la mañana da grima ver a un poeta en calzoncillos
A las cinco la mañana deseo de ser piel roja, deseo de ser islandés, deseo de ser más bello,
deseo de ser un cangrejo con chistera, deseo de ser Pere, deseo de ser un ladrón de peras con pasamontañas, deseo de ser un obrero del arte con casco, buzo de faena y bisoñé, deseo de ser la bestia parda, como Paco Cumpián, como Eladio Horta
A las cinco la mañana, Isabel Huete, Inma Luna, Mada Alderete, Carmen Herrera, Marta Torre-
Marín: repóker de reinas
A las cinco la mañana, los MAE en procesión a Plutón
A las cinco la mañana, Bárbara Zagora
A las cinco de la mañana Flor de Loto ensaya un paso de baile imposible para las cinco de la
mañana sin despeinarse siquiera, mientras Vasito de Sake le sujeta el bolso
A las cinco de la mañana, un graffiti con espuma de afeitar sobre el espejo del baño dice:
“you are the best”, firmado: Yoko Ono
A las cinco de la mañana resulta más complicado desabrochar ciertos sujetadores que
pronunciar jitanjáfora
A las cinco de la mañana, “volando voy, volando vengo”
A las cinco de la mañana borro los mensajes de las 4:03
A las cinco de la mañana yo toqué tu corazón y tú tocaste el mío
A las cinco de la mañana leo tu poema de las cinco de la mañana y me duele porque lo
entiendo
A las cinco de la mañana del último día del último encuentro
A las cinco de la mañana, las últimas recomendaciones…, seguro que volvemos, VOLVEMOS
FIJO, es más…
A las cinco de la mañana, si nos cierran el Potemkin,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, si nos cierran la Rosa de Pitiminí,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, si nos cierran el Arte,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, si nos cierran el Faro,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, si nos cierran el Viejo Café,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, si nos cierran el Reflejos,
NOS QUEDAREMOS DENTRO…
A las cinco de la mañana, ya puede echar la persiana el Casino:
NOSOTROS NOS
QUEDAREMOS DENTRO…
la edición independiente de la rebeldía a la revolución
La edición independiente: de la rebeldía a la revolución
Farah Hallal
Una anécdota.
Cuando empecé a trabajar en Ediciones SM me sentí muy feliz porque por
primera vez en mi vida me tocaba trabajar en exclusiva con algo que me
gusta tanto: los libros. Pero empecé a dudar un día, todavía recién
llegada, al escuchar a la directora comercial, una mujer que estuvo
trabajando por más de diez años en Santillana. Ella aseguraba que
prefería vender clavos que vender libros. No me tomó mucho tiempo darme
cuenta de lo complejo, y muchas veces frustrante, que era “el negocio”.
Yo venía del mundo publicitario, en el cual, muchas veces lograbas cosas
asombrosas con sólo pautar un anuncio de televisión o colgar algunos
afiches.
I
Puede que sea muy impetuoso dar inicio a mi
intervención ventilando una pregunta que no para de dar vueltas en mi
cabeza ¿qué nos mantiene atados al oficio de la obstinación? Editar de
forma independiente puede llegar a tener más de una definición: nadar
contracorriente, atacar por la espalda las finanzas personales, tocar la
puerta de los amigos (una y otra vez), maldecir la crisis económica,
soñar despiertos en la fila del cajero, hacer pulso con la realidad de
los altos costos del proceso y la lenta salida que tiene lo que
ofrecemos al mercado.
¿Por qué hacemos lo que hacemos en vez
de dejar el oficio y dedicarnos a vender clavos? ¿Lo hacemos como un
acto de rebeldía? ¿Estamos en un momento de resistencia que mejorará con
el tiempo? ¿Habría algún modo de revolucionar la manera de ejercer el
oficio que mueve nuestra pasión?
A mi juicio, catalogar la
edición independiente como un acto de resistencia o rebeldía no es algo
ni nuevo ni local. Desde que Gutenberg cambió la forma tradicional de
reproducción con la que se ganaba la vida, nuestro oficio se mantiene en
resistencia. Y aunque el procedimiento para fijar y conservar el
mensaje ha variado a lo largo de la historia, nuestro único desafío no
ha sido el formato que tanta inquietud causa actualmente con el tema del
e-book. Antes ya tuvimos retos más complejos, por ejemplo, la censura
por razones religiosas y políticas que a los interventores del proceso
les podía costar la vida. Quiere decir que antes del e-book, usamos
piedras, huesos, conchas, papiros, pergaminos y papel.
Con el
tiempo también los tipógrafos se hicieron imprescindibles hasta que un
día –sin más ni para qué- fueron innecesarios. Con la huelga del 8 de
diciembre de 1962, promovida por la Unión Tipográfica Internacional que
se oponía a la introducción de las tecnologías electrónicas, Nueva York
estuvo cien días sin periódicos con pérdidas superiores a los 108
millones de dólares. Y sólo en 1983 más de 13,000 tipógrafos en Londres
perdieron sus puestos de trabajo.1
¿Cuáles son los grandes
desafíos que tenemos quienes soñamos con mantenernos en un oficio que,
de ser tradicionalmente reconocido como ‘especializado’, ahora parece
que corre el riesgo de caer en lo obsoleto? Con los programas de diseño,
que permiten que el autor diagrame el libro en tres pasos y lo
mercadee, venda y distribuya de forma digital, no sólo corre el riesgo
de desaparecer la figura del diseñador y diagramador, también del editor
y el librero tradicional.
Y del tema de la distribución y los
canales de venta no hablemos: algunos países están interviniendo
económicamente tratando de contener el cierre de las librerías
tradicionales.2 Pero francamente hablando, ¿eso hasta cuándo sería
sostenible?
¿Cuáles son las características que un espíritu
revolucionario aportaría a nuestro trabajo? ¿Cómo aplicamos el concepto
de la revolución a un oficio como la edición, que se mantiene en
resistencia pero al parecer está en la antesala, si no de la muerte, por
lo menos de la agonía?
Es posible que esta situación que pinta
un triste final la estemos viendo como un problema cuando realmente es
una oportunidad para posicionarnos como expertos en lo que sabemos
hacer. La clave no creo que sea solo disponernos para formar parte de
este proceso de cambio. Me voy más allá: creo que los editores y los
editores independientes deberíamos liderar este proceso de cambio.
A modo de describir un poco la realidad en mi país, comento que el
editor independiente no se ve como un pequeño emprendedor que dinamiza
la economía. Y este desconocimiento de su propio lugar en la dinámica
económica puede ser clave en el mantenimiento de un proceso de
producción que no es auto sostenible. El editor independiente que no es
consciente de que debe dar a su oficio una estructura para normar el
funcionamiento o que debe tomarse el tiempo de sentarse a diseñar un
plan de trabajo está condenado, por la improvisación, a llegar más tarde
a su destino. Si es que tiene claro su destino.
(Andar a tus aires puede ser muy poético, muy artístico, pero desgasta y contribuye a no alcanzar un propósito).
Y aunque parezca inocente, es éste el primer llamado que hago para
revolucionar nuestro oficio: que nos detengamos a revisar lo que hacemos
y nuestras motivaciones para que tengamos claro cuál es nuestra
finalidad. Y me explico: no es lo mismo editar libros para venderlos,
que editar un determinado tipo de libro que sirva como herramienta o
instrumento para alcanzar una finalidad superior. Detrás de esta
finalidad superior deberíamos andar cada día. Probablemente el tener
claro esta gran finalidad y las estrategias mediante las cuales
alcanzaremos este propósito, nos dejará claro innumerables tipos de
acciones cuyos ejes transversales nos ayudarán con menor esfuerzo a
conseguir más y en menos tiempo.
Y es que la edición
independiente puede verse de muchas maneras. Como un negocito familiar,
como una pasión tipo hobbie, como una fuerza capaz de lograr grandes
propósitos y como lo hice yo al principio: como un acto de rebeldía.
Casi como una protesta social.
Un día sentimos la necesidad de
hacer justicia por nuestra propia mano y acabamos rebelándonos todos
contra un gran sistema comercial. Un sistema que nos dicta quién tiene
derecho a publicar qué contenido; que decide a qué se le da resonancia
en la prensa y, por supuesto, influye en qué es creíble y qué no.
Entendemos que quien tiene poder mediático incide en el pensamiento, las
creencias, las ideas, los valores y la opinión de las personas. Contra
eso nos levantamos nosotros una y otra vez y deberíamos estar
conscientes de eso.
En el caso de las editoriales
independientes, como en todo medio que quiere ser verdaderamente
autónomo, se le hace difícil sobrevivir. Los periódicos y las
televisoras se sostienen gracias a los anunciantes, que a su vez
responden a intereses particulares. A los libros de espíritu
independiente… ¿Quién los patrocina? ¿Cómo se sostienen? ¿Quién los
compra? ¿Quién los vende? Porque además los editores independientes
generalmente –como decimos en mi país inspirados en el beisbol- jugamos
en todas las bases. Somos editores, correctores, comerciantes, gestores
culturales, maestros de ceremonia, choferes, impresores, encargados de
relaciones públicas… entre otros muchos oficios útiles al momento de
echar a andar una publicación.
Para dejar de funcionar como
espíritu en resistencia y empezar a plantearnos cambios de fondo, me
parece esencial que profundicemos, tomando en cuenta la naturaleza de
nuestro oficio y la razón de ser de nuestro sello, sobre cuál es el
papel que estamos jugando vs cuál es el papel que nos corresponde jugar,
no vayamos a estar repitiendo en menor escala lo que las grandes
editoriales hacen a gran escala (eso está muy visto en mi país). Mi
propuesta es que empecemos analizando si nuestro deseo último es acabar convertidas
en grandes editoriales; aspirando no sólo a su poder económico y
político, sino a participar de la dinámica comercial apropiándonos de
sus valores y creencias.
Investigando qué piensan las grandes
editoriales españolas, me encontré con una gran sorpresa. La de ver que
las editoriales con respaldo económico hoy se hacen las preguntas que
los editores independientes nos hicimos siempre. 3 Ahora ellos están
interesados en:
1. Conocer a los lectores y sus preferencias:
detenerse en la investigación y segmentación del público objetivo. Esto
confronta su tan conocida cultura de publicar libros de famosos para
invertir menos en posicionarles.
2. Recuperar el lector, es
decir no conformarse con vender. Esto sugiere relaciones a largo plazo y
el implemento de actividades fuera de los puntos de venta. Actividades
dirigidas menos a los consumidores y más a las personas.
3. Publicar menos novedades y hacer un trabajo de más profundidad.
4. Detectar buenos libros incluso cuando sus autores son desconocidos.
5. Abrirse a géneros o temáticas distintas.
6. Salir a buscar a los autores de libros interesantes entendiendo que no todos se acercan a la editorial.
7. Hacer sostenible el sector (no solo la editorial que diriges).
8. Proteger y dar vida a los canales de venta tradicionales: las librerías. Identificar nuevos canales de venta.
9. Mantener la promoción innovadora y difuminar la frontera de nuestro trabajo.
10. Perseguir un ideal superior y posicionarnos como editores confiables no solo para el consumidor también para los autores.
Muchas de estas prácticas el editor independiente ya las ha intentado,
que conste que sin contar con respaldo económico y, en consecuencia, sin
recursos humanos. Entonces si ya probamos eso ¿Cómo podríamos nosotros
mejorar nuestro quehacer? Creo que para lograr una práctica
revolucionaria en nuestro oficio no hay una fórmula puesto que cada
editorial tendrá su razón de ser y su proceso de cambio será único y
acorde a su finalidad. Y aunque nuestra motivación no sea comercial, nos
interesa que nuestros libros sean producidos, distribuidos, comprados y
leídos.
Y no hay fórmula porque lo que le vale a un sello
especializado en editar literatura infantil inspirada en niños con
discapacidad o capacidades especiales, no es lo que le será
revolucionario a una editorial cuyo propósito sea dar a conocer
literatura en lenguas a punto de desaparecer. Ni siquiera es un asunto
de qué hacer, sino de cómo hacerlo. Y creo que lo que más cuesta
es disponerse a enfocarse en un tipo de literatura o libro porque
nuestra idea de libertad está muy asociada a “hacer lo que me venga en
gana y publicar lo que quiera”. A cada uno de nosotros nos tocará
definir el enfoque de nuestras prácticas.
En tal sentido, un editor independiente con espíritu revolucionario debería:
1. Estar preparado para promover el cambio
2. Estar comprometido con el cambio
3. Estar abierto a nuevas ideas
4. Estar consciente del cambio
5. Liderar este proceso de cambio
Pues definitivamente hay muchas maneras de lograr lo mismo. Y teniendo
al margen el qué haría cada uno de nosotros, he llegado a la conclusión
de que el futuro del editor independiente podría ser la conformación de
comunidades editoriales y culturales colaborativas.
Cuando
pienso en un editor independiente mi cerebro recrea a alguien trabajando
solo. Y lo último que una persona revolucionaria haría sería trabajar
sola. Y no estoy hablando de alianzas estratégicas puntuales. Estoy
hablando de la conformación de fuertes comunidades colaborativas con
otros editores independientes de manera que se sumen fortalezas y se
disminuyan las debilidades. Porque si tú eres bueno editando y yo
elaborando planes de comunicación, las probabilidades de tener aciertos
crecen. Si tú distribuyes en cinco provincias y yo en las otras cinco,
los libros de ambos sellos, pues los costos operativos bajan y la
distribución es más efectiva.
Mi sugerencia es pasar de la
asociación puntual a la alianza estratégica identificando bajos costes
de producción, aprovechando la transferencia de capacidades de doble
vía, identificando y buscando soluciones a problemas comunes, sirviendo
como sedes que favorezcan la distribución en otras latitudes sin
necesidad de mayores gastos operativos; que espacios como Edita además
de servir para socializar ideas, sirvan para hacer funcionar mesas de
trabajo con planes comunes colaborativos donde se aproveche la
experiencia de sus miembros y se fortalezcan las debilidades de unas con
el resultado de las experiencias de otras, que se impulse la
integración en nuevos mercados estos sellos editoriales que se les haría
muy cuesta arriba introducirse de otro modo por los altos costos que
supone la investigación, los billetes aéreos, entre otros.
Revolucionar la forma en la que venimos trabajando puede ser la clave. Y
esto amerita un espacio aparte para profundizar en la composición
particular que tendría esta comunidad colaborativa que serían tan
diversa como diversa sea la finalidad de cada una. ¿Te imaginas que en
vez de que tres editoriales literalmente se maten por un mismo blanco de
público, estas tres editoriales independientes identifiquen su
finalidad última, en base a eso determine cada una su segmento de
mercado, diseñen su plan de trabajo y se ayuden a alcanzar estas metas?
En mi país empezamos con la comunidad colaborativa Y también soy
palabra. Artistas de diferentes disciplinas nos estamos apoyando para
alcanzar metas comunes que trascienden a nuestros intereses
particulares. Todavía es muy temprano para hablar de metodología y
resultados pero lo cierto es que ha sido una experiencia interesante
que nos hace ver que esta distribución del trabajo, incluyendo a la
misma comunidad como un actor importante, nos ayuda a alcanzar
aspiraciones más nobles.
Creo que el futuro de las editoriales
independientes, como el del ser humano, es la unidad. Ya en Chile y
otros países hay algunos ejemplos de editoriales que han dejado de
gastar energías para pelearse por el mismo segmento de mercado, y en vez
de eso unen sus fortalezas y recursos para alcanzar metas comunes a
largo plazo. No tendríamos la libertad de actuar con la rebeldía y el
desenfado instantáneo que muchos de nosotros gozamos y celebramos, pero
podríamos, con cierto orden y estructura, conseguir ideales superiores.
Sería cosa de preguntarnos si estamos realmente abiertos al cambio de
paradigmas o si ser independiente es lo mismo que andar solo.
Muchas gracias
edita me exicta
Edita me excita
Uberto Stabile
Uberto Stabile
A quienes
llegáis por vez primera, a quienes nunca os habéis ido, a todos los
que compartieron este viaje, que va para veinte años, y a quienes
lo seguís haciendo en la distancia, a todos los que habéis creído
y crecido en esta aventura: bienvenidos.
En nombre de
quienes creemos en vuestro trabajo y compromiso, en nombre de quienes
os seguimos y esperamos año tras año, de quienes nos volcamos para
que vuestro paso por Punta Umbría sea una huella inolvidable, os
deseamos el mejor de los encuentros.
En estos
veinte años hemos visto nacer, crecer y morir muchas editoriales,
revistas y publicaciones, hemos aprendido a convivir, a conocer, a
compartir espacios y sueños, trincheras e ilusiones, pero sobre todo
hemos aprendido que ninguna renuncia es gratuita. No he visto
todavía en el mundo de la cultura tanta generosidad, imaginación,
osadía y dignidad, como la que derrocháis en cada uno de vuestros
proyectos y visitas.
Desde este
plural, en el que todos caben, os convocamos a que nada ni nadie
apague la llama con la que nos habéis iluminado en estos años, que
no siempre han sido fáciles. En el silencio de un mundo adverso,
incluso a veces hostil e incomprensible, vosotros habéis alzado la
Palabra - recordad- contra el cielo de Bagdad, contra la negra marea
de Aznalcollar, contra la vergüenza de esas pateras que naufragan,
todavía, en el estrecho de nuestra conciencia, y contra todos los
desahucios morales e infames, y contra quienes los amparan y
justifican. Nunca será fácil conciliar la belleza con la verdad, y
a pesar de ello os habéis empeñado en coronar imposibles: gracias.
Gracias por demostrarnos que no todo tiene un precio, por otorgarnos
la posibilidad de un mundo diferente, frente a la tiranía y la
mediocridad del discurso único, del servilismo, de la ceguera, del
oportunismo y la corrupción, gracias por vuestro compromiso sin
condiciones, por entender, como escribió Shakespeare, que solo
envejecen aquellos que no se alimentan de los sueños.
Vuestro
trabajo y atrevimiento no son ajenos a todo esto, ni han caído en
saco roto. Desde el arte correo, a las performances, desde la poesía
visual y las revistas digitales a las redes sociales y los sellos
independientes, desde los fanzines musicales a las revistas de arte
objeto, desde las alianzas de editores independientes a los blogs y
los portales solidarios, desde Saltillo a Don Benito, desde Almería
hasta Berlín, vuestro trabajo es un ejemplo que nos ayuda a
construir la realidad con otros materiales, no perecederos, esos
mismos que han alimentado durante siglos la necesidad de un mundo más
justo y solidario.
No importa
si nuestros nombres no son recordados, lo que entre todos hemos
forjado no lo disuelve el tiempo ni el olvido
Que nadie se
sienta extraño aquí, en este espacio compartido, Edita es tan sólo
el nombre de un lugar común, dónde siempre nos hemos tratado como
iguales. Y en esa convicción de que el arte no es ajeno a la vida, a
los hombres y mujeres que somos, seguiremos trabajando para que el
mundo y la cultura no sean de un solo color, de una sola forma o un
mismo tamaño.
Por eso,
porque somos pequeños editores, la historia nos quiso grandes, a
imagen y semejanza de nuestros sueños, y el futuro, lo sabéis, es
de quien lo sueña. Gracias
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